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Cuando la felicidad me acompañó a casa: Paul Griffin

sábado, 8 de septiembre de 2018



Sinopsis:


Ben Coffin tiene apenas doce años y nunca fue bueno haciendo amigos. Acostumbrado a los centros de acogida hasta que es adoptado, sabe que la gente puede desaparecer de su vida en cualquier momento. Tratando de superar los problemas de bullying en la escuela, prefiere emplear su tiempo libre en leer libros de ciencia ficción, que consigue en la biblioteca de Coney Island, donde encuentra un perrito abandonado. O, mejor dicho, él es encontrado por el adorable Flip. Gracias a él, Ben conoce a Halley (la Chica Arcoíris, como decide llamarla), alguien muy diferente a las chicas que está acostumbrado a tratar y que tiene una difícil enfermedad. Juntos inician una amistad muy especial, en la cual viven una serie de aventuras, que van desde entrenar a Flip para convertirlo en un perro terapéutico




Mi opinión:


Tengo tantos sentimientos encontrados con  esta novela que creo que es imposible plasmarlos todos en un mismo sitio. La verdad es que en un principio no me había llamado la atención, fue como que, ¿Qué tiene de bueno un libro sobre un perro? Pero al final me ha conquistado el pequeño y un poco tonto Flip, con ese cariño continuo, con esa lengua de lado, que ni recta sabe ponerla cuando la saca, cómo ayuda mucho a su dueño, con el que se encuentra por casualidad, a ser mejor persona, a ser más autosuficiente y a no dejarse vencer por el dolor, porque le pasan una serie de cosas al pobre chico para ser tan joven que no muchos aguantarían.
Nos encontramos con el principio, el típico chico nerd, sin muchos amigos y que es el objeto continuo de burla entre sus compañeros de clase, que, incluso le roban el dinero del bocadillo, le insultan e, incluso, le hacen cosas malas como pegarle chicles y demás. Un niño con una infancia difícil, ya que se crió en casas de acogida hasta que fue adoptado por una señora mayor que le inculcó muchos valores buenos, y por eso, creo, él sería incapaz de matar a una mosca, ya que, quién sabe si esa señora no lo hubiera adoptado donde hubiera estado el pobre chico.
Su mejor y único amigo es de su edad, pero a veces parece un poco como una especie de crío hormonado, porque… a ver quién dice que su directora está buenísima y que le ha mandado un famoso guiño, que aquí esa clase de guiños significan otra cosa, como que la persona a la que se lo mandas te gusta muchísimo.
También están los malos del colegio, aquellos que le hacen la vida imposible al bueno de nuestro protagonista, aunque, la verdad es que el que da miedo, por así decirlo, es solo uno de ellos, el chico, el resto son dos chicas que no hacen mucho salvo empujar y usar la palabrería, al menos una de ellas.
Ahora hablemos de la maravillosa chica arcoíris, una chica algo mayor que nuestro protagonista y que es hija de la bibliotecaria, donde el chico va a esconderse pero, sobre todo a perderse en ese maravilloso mundo lleno de letras y libros y que tiene cáncer, ella siempre dice que le daría la patada a esa cosa, como ella la llama, y vaya si ha tenido ovarios para llevar a cabo su lucha.
Uno de esos larguísimos días nuestro protagonista encuentra a un perrito abandonado y se lo lleva a casa, a raíz de ahí ambos, junto con la chica arcoíris y la familia de ésta, se enfrascan juntos en un millar de aventuras, que poco tienen que envidiarle a la magia, la fantasía y todo lo que podáis creer que sea tanto real como ficticio, sobre todo se centran en entrenar al pequeño Flip para que sea un perro terapéutico y parezca que entiende a la gente cuando le leen, lo que les hace felices.
Esta novela me ha enseñado muchísimo, tiene un buen mensaje, y es de esa clase de novelas que te preguntas ¿Qué pasa con sus protagonistas? Y se te hace de lo más corta porque piensas en qué pasaría más. Me ha enseñado que la vida no es ni blanca ni negra, y cuanto más piensas que puede ser negra, más se da la vuelta, empieza todo a mejorar sin que tú te des ni cuenta.
La novela me ha gustado mucho y espero leer algo más del autor, que, aunque sea una novela infantil/juvenil tiene un buen mensaje y es preciosa.

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