Sinopsis:
Cien al día. Ni una más. Esa es la cifra de palabras que la neurolingüista Jean McClellan y el resto de mujeres tienen derecho a pronunciar cada día. Una sola palabra por encima de esa cifra y cientos de voltios de electricidad recorrerán las venas de cualquier mujer que se atreva a sobrepasarla. Ese es el mandato del nuevo gobierno. Las mujeres no pueden escribir, los libros les han sido prohibidos, sus cuentas bancarias han sido transferidas al hombre de la familia más cercano y se han suprimido todos los empleos para las mujeres.
Pero cuando el hermano del presidente sufre un extraño ataque, a Jean le devuelven temporalmente el derecho a trabajar y a hablar más de 100 palabras al día, con el objetivo de que continúe investigando la cura de la afasia, un extraño trastorno de una parte del cerebro que controla el lenguaje.
Pronto Jean descubrirá que la están utilizando y que ha pasado, sin saberlo, a formar parte de un plan mucho más grande, cuya intención no es encontrar la cura de la afasia, sino inducirla. ¿El objetivo final? Eliminar por completo las voces de las mujeres.
Mi opinión:
Esta novela ha sido difícil de leer para mí, y no porque la
pluma de la autora no sea ágil que lo es, sino porque puede ser tan real que me
ha provocado incluso escalofríos, porque puede que pase un día.
La novela es demasiado realista, ofrece una posibilidad de
que algo puede pasar, aunque me abstenga de dar mi opinión política.
La novela trata sobre una mujer que, lamentablemente se ha
visto silenciada a cien palabras diarias, una mujer que tenía un alto cargo y
que era de las mejores en su campo, que era la neurolingüística por culpa del
gobierno por el que se rige Estados Unidos. Su hija es igual, sólo si eres
mujer tienes que quedar callada, los hombres pueden hacer lo que quieran. La
vida de las mujeres en la novela se traduce a hacer las tareas domésticas, no
tener trabajo, no tener apenas estudios y, sobre todo no hablar, ya que si
llegas a las 100 palabras, y te pasas, una descarga llega a tu cuerpo. Todo
gracias a un invento, una pulsera, tan simple como eso.
Por culpa de que el hermano del presidente tiene un extraño
ataque, el reverendo le concede la oportunidad de hablar y de volver a trabajar
ya que tenía demasiadas buenas críticas cuando trabajaba.
Nuestra protagonista tiene como una especie de pasado oculto
por el que podrían matarla, algo que ahora mismo es completamente normal, que
es tener un amante, pero la sociedad de ese libro es tan machista, dirigida por
un reverendo, que ni los movimientos feministas consiguieron pararla.
Me recordó un poco a los simpons cuando la madre de Homer se
va con la resistencia a hacerle algo al laboratorio que tenía el señor Burns
antes de que éste formara la central nuclear, más que nada, porque ajena a ella
hay una resistencia, gente que, desde dentro, intenta hacer el bien,
básicamente y eso aunque al principio no lo sabe, termina por saberlo, cosa que
me emocionó.
La novela, a pesar de que se desarrolla genial, que es muy
fácil de leer y que se lee muy rápido, asusta, yo he llegado incluso a sentir
miedo porque veo que eso un día, si gana la gente equivocada, puede pasar
realmente, no sabría si se desarrollarían las pulseras contadoras de palabras
pero, da incluso miedo pensar que eso puede pasar si gana gente con esa clase
de mentalidad.
La novela, bajo mi punto de vista, es una auténtica obra
maestra, he conseguido disfrutarla a pesar del deje machista que tiene, a pesar
de la sociedad y a pesar de enfadarme por como viven las mujeres, me identifico
con la amiga de la protagonista un montón ya que ella era de ir a cualquier
manifestación feminista, y con la protagonista porque, al final, consigue poner
en orden su vida y hacer que todo sea mejor.
Me ha gustado mucho la novela y ya espero saber que más
tiene por contarnos la autora de tan trepidante y fantástica historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario